viernes, 19 de noviembre de 2010

Brecha del PBI per cápita


A partir del 2002 la mayoría de países de la región ha experimentado niveles de crecimiento del PBI significativos. El caso del Perú es un ejemplo, la tasa de crecimiento en el 2008 llego al 9.8 % y la mínima durante el periodo 2002-2008 fue de 4%, registrada en el año 2003. Sin embargo, hemos comprobado que estos niveles de crecimiento no son sostenibles y se deben más a una coyuntura favorable que han experimentado los términos de intercambio estos últimos años. De crecer a un ritmo del 10% en el 2008 pasamos a crecer sólo 0.9% en el 2009.
Veamos cómo hemos avanzado con respecto a Estados Unidos. Veamos si nuestros niveles de crecimiento durante los últimos 60 años han hecho que la brecha entre el PBI per cápita de nuestro país y el de Estados Unidos disminuya.
El gráfico siguiente muestra cómo han evolucionado el PBI per cápita de Perú, Chile, Brasil y Argentina frente al PBI per cápita de Estados Unidos. Se presentan las medias móviles, por periodo de 5 años, del ratio entre el PBI per cápita de cada país y el de Estados Unidos desde 1950 hasta el 2009. Este ratio nos da una idea de cuánto nos hemos acercado a los niveles de ingreso de Estados Unidos.
Los datos son tomados de aquí.


Como se observa, en la década del 50 el PBI per cápita del Perú era aproximadamente el 24% del PBI per cápita de Estados Unidos. En la última década, este ratio presenta un nivel de 10 puntos porcentuales menos al de hace 60 años. La mayor caída se da en la década del 80 y se empieza a recuperar a partir del 94. Cae levemente del 2000 al 2003 y ha ido creciendo un poco más rápido desde el año 2004. En contraste, Chile tiene un PBI per cápita más cercano a los niveles de Estados Unidos y mayores a los presentados en la década del cincuenta, a pesar de que el ratio disminuyó desde la primera mitad de los 60 para recuperarse recién a partir del 90. El caso argentino es el que más llama la atención. El ratio ha caído alrededor de 17 puntos porcentuales. Pasando de tener un PBI per cápita cercano a la mitad del estadounidense, a llegar a un nivel un poco mayor al 30% en la actualidad. El caso brasileño es más conservador, pero se caracteriza por presentar una tendencia a la baja desde el 80 hasta el 2004.
El ratio analizado no es exhaustivo en cuanto a evaluar la brecha entre países en desarrollo y los desarrollados, pero de alguna manera da una idea de lo que ha sucedido, desde 1950, con los ritmos de crecimiento entre los dos grupos de países. Nos da una idea de lo que ha sucedido en el largo plazo.
De lo anterior se observa que la brecha no ha disminuido, incluso aumentó como en el caso peruano o argentino. El tema es que América latina ha crecido muy poco respecto al resto del mundo y eso hace referencia a problemas estructurales en la región.
La pregunta sería ¿Qué tenemos que hacer para disminuir la brecha con los países desarrollados? Muchos autores coinciden en que la clave está en la productividad.
Las estimaciones obtenidas en una investigación del BID señalan que la productividad de América Latina asciende a cerca de la mitad de su potencial y no se está poniendo a la par de la frontera de productividad.
La productividad significa hacer más con la misma cantidad de factores. Aquí es donde se diferencia un crecimiento por aumento de productividad, y otro por acumulación de factores.

martes, 9 de noviembre de 2010

Todos Apunta al Yuan


El jueves se reúnen en Seúl los miembros del G20, y todo indica que la  prioridad será el tema de las divisas. No en vano el presidente del Fondo Monetario Internacional ha calificado la situación de las actuales políticas cambiarias como una guerra de divisas. En el actual contexto de desbalance global, en el que un grupo de países enfrenta altos superávits comerciales y otro grupo déficits significativos, con políticas fiscales en marcha como medidas para enfrentar la crisis, la preocupación para muchos es la recuperación económica mediante las exportaciones. Sin embargo hay quienes creen que ello está llevando a una nueva mutación de la crisis
Los dedos acusadores apuntan al continente Asiático, específicamente a China. Todos coinciden en que la moneda china está en un nivel inferior al que realmente debería estar. Las presiones para que China ceda y aprecie su moneda son cada vez mayores, y es que al parecer la política que queda, y en la que la mayoría deposita sus esperanzas, es la devaluación de sus monedas para hacer más competitivas sus exportaciones. Lo viene haciendo Estados Unidos de forma indirecta, al tratar de bajar los tipos de interés de mediano y largo plazo. También lo hace Alemania, aunque duramente criticada, está impulsando la recuperación europea mediante la venta a sus socios comerciales. Aquí es donde las políticas cambiarias de estos dos países se enfrentan con las intervenciones del banco central chino, cuyo objetivo parece ser evitar que su moneda se “dispare”.
Estados Unidos es el más interesado, la apreciación del yuan ayudaría a reducir su crítico nivel de déficit comercial. Sin embargo eso no bastaría, tendría que vender más a otros países. El problema es que todos coinciden en ir por esa vía, y tratan de evitar las presiones del dólar mediante medidas que impidan ingresar capitales extranjeros de corto plazo, redireccionados hacia mercados emergentes en busca de mayor rentabilidad.
Luego de una década de permanecer fijo, a partir del 2005 el Yuan comenzó a apreciarse viéndose interrumpido con el estallido de la crisis financiera en el 2008.

Tipo de Cambio US$/¥, 2001-2010


Recién a partir de setiembre de este año, y a pesar de los esfuerzos realizados por mantenerlo en su nivel, el Yuan comenzó a apreciarse nuevamente. Lo ha expresado el primer ministro Chino, los efectos de una apreciación rápida de su moneda se reflejarían en un menor nivel de empleo en el sector exportador y repercutirían fuertemente en su economía.
El consenso es que a pesar de las presiones, China no apreciará su moneda con la rapidez que muchos demandan. Por el contrario, el cambio será gradual y quizás eso sea lo correcto.

sábado, 6 de noviembre de 2010

¿Instrumentos No Convencionales de Política Monetaria?


El último miércoles, la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) se comprometió a comprar 600,000 millones de dólares en bonos del Tesoro Norteamericano, medida que durará hasta mediados del próximo año. Esta medida encaja en lo que se conoce como “instrumentos no convencionales” de política monetaria, las cuales se han ido aplicando ya desde el cuarto trimestre del 2008 cuando estalló la crisis financiera que ya todos conocemos.
En un escenario donde los mercados pierden liquidez, la política monetaria de tasa de interés es menos efectiva. Eso fue lo que sucedió en el 2008, los mercados interbancarios colapsaron, y los créditos se paralizaron. En este escenario, donde la política monetaria convencional es menos efectiva, se recurrió a políticas no convencionales como la compra de bonos del tesoro, papeles del tesoro e incluso créditos subprime (caracterizados por su alto riesgo de impago), como los adquiridos por la FED. Estos instrumentos tienen un lado bueno y otro malo. Lo bueno es que hace posible intervenir en el mercado financiero directamente, frente a la poca efectividad de los mecanismos de la tasa de interés, reactivando los canales de crédito y dándole dinamismo a la actividad económica. Lo malo es que ello implica riesgos crediticios para los bancos centrales.
De a cuerdo a Castillo y Contreras, entre las principales medidas no convencionales adoptadas por bancos latinoamericanos frente a esta crisis se tienen: Adquisición y propuesta de adquisición de deuda pública, creación de nuevos mecanismos e instrumentos, ampliación de colaterales, alargamiento del plazo de las operaciones de inyección de liquidez ordinarias, otorgamiento de líneas de crédito especiales para los sectores más vulnerables al impacto de la crisis e intervenciones en el mercado cambiario.
La política monetaria del FED, de adquirir deuda pública, lo que busca es bajar las tasas de interés de mediano y largo plazo para incentivar el gasto privado. Para Gonzales Izquierdo, esta medida tendrá efectos en la economía peruana. Una caída en las tasas de interés, provocará un ajuste de los portafolios de inversiones, haciéndose más atractivo invertir en commodities, los cual provocará una mejora en los términos de intercambio. Se esperaría una presión a la baja del tipo de cambio por la entrada de capitales de corto plazo. Y como la medida ha generado gran expectativa, se espera que la economía mundial se reactive y que empuje nuestro crecimiento por  medio de las exportaciones.
Como se ve, las políticas no convencionales pueden ser tan efectivas como las convencionales en un contexto en el que estas últimas resultan poco efectivas. La última medida de la FED tendrá efectos en nuestra economía, esperemos que estos efectos contribuyan a mejorar el escenario internacional aún sombrío.